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julio 20, 2025

La Primicia Noticias

Una Nueva mirada

De inodoros y tenedores patrióticos

Por: Pedro Conrado Cudriz

Uno se sorprende todos los días en Colombia.

Un día son unos trapitos de colores y unos interiores femeninos vivos y sobreviviendo al sol en la alambrada de un patio cualquiera y dibujados en aquella frase artística de John Updike: la “Puntuación de una oración invisible” con los pájaros en los alambres de energía. Y otro día un general de la república abre la jeta para decirnos que los soldados que defienden las nalgas de la patria, no saben cómo bajar los instrumentos del baño.

Algo raro está pasando en nuestras narices y no lo vemos, o simplemente no lo queremos ver.

No es posible escuchar estas sandeces de un general curtido de la guerra. Pero las excusas son los artes de los verdugos y los incapaces.

El periodista y documentalista colombiano, radicado en Japón, Torre de Tokio Gonzalo Robledo, escribió en un artículo publicado en El Espectador el año pasado y titulado: Inodoros japoneses, que son tan sofisticados que “un ofuscado turista extranjero llegó a la siguiente conclusión: “Uno no usa un inodoro japonés, lo tripula.”

Es un inodoro electrónico que controla la temperatura de la taza, el volumen de la música y la intensidad del chorro de agua, que limpia las partes íntimas, según el periodista Gonzalo Robledo.

¿Será a estos inodoros que se refiere el embaucador ex general Mario Montoya?

La guerra no se hace con la mierda de los inodoros ni en la cocina de los cuarteles, se hace con comandantes, soldados, pertrechos de guerras y soldados.

Mario Montoya está desesperado por las acusaciones de los falsos positivos o muertes extrajudiciales, que lleva en los hombros. Y está a punto de llevarse por los cachos a Uribe y a Santos. Los que miran para bajo, terminan mirando hacia arriba. Y arriba sabemos quiénes estaban. Había un Presidente de la república y un Ministro de la defensa. Tarde que temprano habrá una explosión judicial en el país.

Lo triste, bueno, también lo increíble, es que estos colombianos condenados a la ignorancia de la vida, la guerra y la muerte, sean tratados como cosas, como objetos y pertrechos de la violencia, como carnadas para hacer la guerra. Nadie del poder oligárquico ha estado nunca en una línea de combate.

Por ahí andaba el otro día, uno de apellido Santo en la burocracia del aire acondicionado, pero nada más. Para ellos la patria es otra cosa y la bandera también, artefactos del poder político, símbolos del sometimiento de clase.

A Mario Montoya hay que exigirle que no se acuclille y le diga la verdad a la JEP. Porque los peces gordos también están temblando.

Artel:

Estoy harto de las mentiras, ahora miente hasta la esposa del Presidente de la república.

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A los que no les fastidia la tiranía, es porque  seguramente nacieron tiranos.

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Uno termina harto de 200 años de los gobiernos de los mismos con las mismas.

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La Constitución Política colombiana es tan democrática, que los opositores de la derecha le disparan a la cabeza todos los días.

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El poder es veneno

El poder separa

El poder tiene dos caras

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Bien jodido hacer todos los días lo mismo y también bien jodido que siempre pierdan los pobres.

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Estoy harto de vivir en una tiranía disfrazada con los perfumes de las mejores democracias del mundo.

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Al fin dejan verle la cara la dinastía Uribe. Jerónimo y Tomasito. Herederos de un poder de sangre. ¿Se acuerdan de la haitiana dinastía Duvalier?