Por: José Alfredo Fruto
Corruptos, politiqueros, esclavizadores, gamonales, caciques, barones electorales, mercaderes, clase tradicional, causantes de todas las tragedias, clientelistas, ladrones de cuello blanco, responsables de las desgracias nacionales, deshonestos, impúdicos, desangradores del erario, delincuentes, demagogos, ineficientes, insensibles, etcétera. Éstos y muchísimos más calificativos son los usados por los nuevos progresistas, probos, transparentes, portaestandarte de la moral, los hombres buenos, legión incorruptible, batallón de la transparencia, ciudadanos de lujo, los señores de la cátedra sana y buena, colectivo de intelectuales, seres de luz, reyes de lo diáfano, los puros, líderes, inspiradores, los defensores de la integridad, los únicos visionarios, los dueños de la eficiencia, la eficacia, portadores de la verdad absoluta, el equipo dechado de virtudes de Santo Tomás, mi pueblo natal, frente a aquellos que no piensan igual. Hoy se rasgan las vestiduras y critican visceralmente, según ellos, todas las prácticas de la política y olvidando su pasado, señalan a las demás personas como generadores de corrupción, poco transparentes, como si la gente no supiera que por ejemplo hoy muchos están empleados, pensionados o cerca de hacerlo, gracias al desfile que como “borregos” hacían o hicieron a las casas de los dirigentes de esa época, a los cuales menciono con profundo respeto, sobretodo a los que ya partieron a la eternidad, porque eran los que gestionaban los puestos en aquel tiempo.
Los que hoy se creen y autodenominan libres, visitaron a Dario Fernández( QEPD) Jorge Chamié ( QEPD) Dubys Barandica del Villar, Mario Molinares Sarmiento, Jaime Charris, Pedro Pastor Ariza, al “Flaco” Mejía, Humberto Fernández y otros connotados políticos que tenían y algunos hoy tienen vínculos, afinidad o cercanía con congresistas para presentarles la hoja de vida y pudieran ubicarlo laboralmente. Seguro que por su formación, calidad y experiencia, eran contratados, pero para agilizar el proceso, recurrieron a lo que hoy tanto critican, como si jamás, se hubiesen beneficiado de un “favor” de la política, la misma que hoy parece generarle repugnancia. Falta grandeza para reconocerlo. Es normal que cualquier ser humano, producto de la experiencia, preparación lectura y el análisis o cualquier otra consideración, llegue a desencantarse de un modelo o de los que han ostentado el poder, pero de allí a echarle arena, tapar sus actuaciones pasadas y posar como límpido, cristalino, transparente y sin mancha, es un acto “MISERABLE Y AUTOENGAÑO” Los invito a la coherencia. Los dejaré con tres frases muy usadas en mi pueblo querido.
1) “Engañarás a Beto”
2) “Me dijeras otro pájaro, pero el Curruchú”
3) Una un poco más seria. ” Ningún cura se acuerda cuando fue sacristán”.
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