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octubre 21, 2025

La Primicia Noticias

Una Nueva mirada

La religión en los colegios

Por: Eimar Pérez Bolaño


Hace buen tiempo he venido orientando como docente el área de religión dentro de la carga académica asignada en varios colegios. Inicié en Bogotá en el año 2008, luego en Tena y la Mesa Cundinamarca y actualmente en Barranquilla. Para muchos resulta curioso tal práctica, yo personalmente no encuentro los motivos. Sin embargo, sigo adelante con el ejercicio teniendo en cuenta que, dentro de la mayoría de las instituciones educativas del país, ya sean públicas o privadas se adscribe al plan de estudios y al igual que las demás denominadas áreas fundamentales, religión como asignatura, desde mi punto de vista promueve conocimiento.
Creo que dentro de aquellos y múltiples prejuicios en la enseñanza de la religión está el interrogante: ¿Cómo y para qué enseñarla? Bajo ese reto polisémico, particularmente me baso en el principio constitucional colombiano contemplado en el artículo 19: “Toda persona tiene derecho a profesar libremente su religión y a difundirla en forma individual o colectiva. Todas las confesiones religiosas e iglesias son igualmente libres ante la ley”. En ese sentido, mi intención al orientar esta área del conocimiento está primero, en que el estudiante identifique la diversidad de religiones, sus características y prácticas desde lo local, nacional y global, para posteriormente analizar el influjo de la práctica religiosa en las dinámicas, sociales, culturales y políticas en las comunidades humanas, además de los dioses que lo fundamentan. Esto es un gran reto, cuando sólo se cuenta con una hora a la semana por cada curso para esta asignatura que para muchos aún resulta como “un relleno”. Pese a ello, desde mi criterio, por el contrario, se articula a las otras áreas, como la filosofía, la literatura, el arte y las ciencias sociales.
Por eso, en mi clase de religión no rezamos, tampoco insinúo asumir una postura ideológica o dogma frente a esta o aquella devoción. Considero más importante el comprender la diversidad y las diferencias culturales, como principio importante para el respeto y reconocimiento del otro. Si por el contrario me basara en sólo orientar los preceptos, características y prácticas de una sola religión, estaría negando posibilidades en los estudiantes, especialmente a quienes tienen intereses distintos y ven el mundo de forma diferente, donde su espiritualidad y sentido de la vida está por fuera de cualquier práctica religiosa.
Por otra parte, teniendo en cuenta el contexto de la enseñanza de la religión y dentro de ella los rituales, se acerca en estos días la celebración de la semana santa, espacio en el que cada religión promueve diferentes actividades. La católica, siendo la más practicada en Colombia y en muchos lugares del mundo, propone además de momentos de reflexión, la oración, el ayuno, la penitencia y la caridad como formulas importantes para este tiempo. Pero además de los rituales, las dinámicas culturales son variadas, por ejemplo, las actividades gastronómicas, encuentros familiares, espacios para vacacionar, etc.

Con base a lo anterior, en las clases de estos días, he venido trabajado la cuaresma, sus características y su importancia para los creyentes. También la variedad de prácticas en algunos países, sin perder de vista que, en sí todos celebran la pasión, muerte y resurrección de Cristo, aunque algunas son de forma diferente.
No obstante, pasado este momento del año, como todas las asignaturas, el plan de estudios tiene continuidad, por ejemplo, en el grado séptimo trabajamos las religiones más importantes en el mundo y sus dioses, además de las religiones en Colombia. Por su parte, en el grado octavo, trabajamos la espiritualidad, las religiones asiáticas, africanas, finalizando con los dioses griegos y romanos. En noveno, analizamos la religión en la Edad Media, prácticas como la herejía, la Inquisición y la brujería, los textos sagrados de algunas religiones, finalizando con las religiones en América y las nuevas divinizaciones como el Show, la muerte y el fanatismo.
Considero que, con un plan de estudio de este estilo, se esperan unos resultados de aprendizaje en cada nivel, éstos se articulan a otras áreas como he mencionado, además de la promoción de la lectura, el análisis y reflexión en diferentes contextos. Pues las actividades que sugiero buscan debatir, asumir posiciones y construir ideas argumentadas, pero siempre evitando el irrespeto por la fe y las creencias individuales.
En suma, la religión y su enseñanza es un tema complejo cuando el fanatismo y el desconocimiento de las diferencias no se tiene en cuenta. Por eso, desde que empecé mi ejercicio docente, siempre he considerado inadecuado que la enseñanza de cualquier área surja de los dogmas, prejuicios o creencias personales de quien la imparte, porque en ese sentido niega cualquier posibilidad de expresión del otro, que es diferente, y tiene otras cosmovisiones distintas, además que no permite construir y avanzar a otras perspectivas del mundo y de la cultura. Finalmente, para mí, fe, espiritualidad y ritual pueden experimentarse por fuera de cualquier religión y dioses que la fundamenten.