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octubre 20, 2025

La Primicia Noticias

Una Nueva mirada

Lectofútbol

Por: Pedro Conrado Cudriz

“La discusión de un partido de fútbol nos margina del desastre colectivo, nos agita hasta darnos la estatura docta que anhelamos: soñamos con la huidiza tesis. Entonces, insensatos creemos arreglar el mundo.” Las emboscadas. P.C.C

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El deporte, esféricamente el fútbol, ha coincidido con la tensión mental de la humanidad por el efecto de las guerras y la tensión de las desigualdades sociales. El mundo tiene una necesidad de levedad inaplazable, olvidar y olvidar. El comentario futbolístico, el masivo, termina entonces fortaleciendo el vuelo simple de lo baladí con las telarañas mágicas de los vocablos e imágenes del entretenimiento. La nueva religión de las piernas simplemente fractura el deseo de análisis de la dramática realidad nuestra y favorece la pereza mental creando los hábitos dependientes de los medios de comunicación de masas, que son aparatos ideológicos defensores del orden de los desequilibrios. Ellos entronizan lo banal como conducta transcendental.

Sin embargo, desde la misma práctica del fútbol saltan voces que nos previenen: “El fútbol, dejó dicho Roberto Marcos Saporiti, no es tan importante como para que se hable tanto y tan seguido de él. Con esa exageración se estimula una inversión de los valores de la vida.”

Las relaciones del fútbol con la lectura también ocurren en el marco de la cotidianidad ciudadana, entre propuestas de prensa y lectores aficionados al fútbol – en este punto no nos interesa las calificaciones de lectores buenos o malos, lectores eficientes o ineficientes, porque en última instancia, todos llegamos a la lectura por propósitos o necesidades diferentes. Lo que sí me interesa es identificar los nudos que puedan explicar los saltos cualitativos que van de la lectura deportiva y ligera a otra de mayor calado político o sociológico, aquellas que le permitan al lector transformarse en un ciudadano crítico; también nos interesa la relación entre lectores y realidades socioculturales dramáticas, sobre todo, aquellas que han enajenado al individuo para que pueda experimentar sanamente la política nacional, porque la ideología cultural de los medios ha creado maneras de ser, promedios y normales, que facilitan la pasividad y la adaptación asombrosa a realidades inaceptables.  

Todos sabemos que entre las propuestas lectoras más cercanas al ciudadano de hoy está la prensa escrita, sin obviar los programas de la televisión y la radio nacional, direccionados de acuerdo a los intereses políticos de los poderes del régimen; poderes que no controla el hombre-masa, quien parece no tener otras opciones diferentes a los de una vida domesticada.

Ni la escuela ni la sociedad toda han realizado aportes significativos para cualificar la vida del lector colombiano. Todo lo contrario, los hábitos sociales y culturales han reforzado el portento de la levedad existencial de las gentes.

Lo que sabemos es que el éxito del proceso lector depende en todas partes del acuerdo tácito entre el escritor y el lector, que lo vemos en la prensa nacional o regional donde seleccionamos a los columnistas de opinión preferidos por los lectores. El acuerdo pareciera establecerse también en el uso de pensamientos, ideas y conceptos y, además, elementos emocionales que faciliten la comunicación escrita.

La información futbolística en la actualidad, e incluso en los medios radiales y televisivos, está recargada del hilo emocional de voces y gritos que atrapan indefenso al aficionado al fútbol. Ese que le importa un pito la vida política del país y que finalmente se cree un experto en las cosas de balones y piernas sin saber que la ruta del fútbol es una desviación hacia el territorio de la nada.

Saporiti tiene razón: “El fútbol no es tan importante como para que se hable tanto y tan seguido de él.”

Debemos trabajar entonces en la formación de ciudadanos críticos. Los expertos creen que un niño de dos o tres años ya está en el marco de “la teoría de la mente,” porque sabe quien le miente y quien lo manipula. En esta dirección debe dirigirse la educación de niños y adolescentes para transitar los cambios estructurales del Estado nacional. Ignacio Ramonet, experto en geopolítica, invoca la necesidad de estar bien informado: “Es a ese precio –dice- como el ciudadano adquiere el derecho de participar inteligentemente en la vida democrática.”

Debemos reconocer que la lectura exige esfuerzo, pasión, construcción de hábitos y trabajo para poder realizar la transacción de significados entre el lector y el autor del libro. La literatura futbolística (cuentos, poesía, textos…) puede abrirle camino al hábito lector de los niños y adolescentes.