Las gatunas

Por: Pedro Conrado Cudriz

No es la película Gatúbela, ni ellas son la encarnación de la protagonista Halle Berry. Es nuestra realidad tan ominosa y grosera como ellas mismas.

Son felinas y darwinistas, animales políticos de la historia colombiana. Ellas son capaces de mentir sin sonrojarse: María Fernanda Cabal y Vicky Dávila.

Y son partidarias de la estrategia política del ex estratega jefe de Trump: “Inundar la zona de mierda.”

Al enemigo (los flojos y ociosos) hay que derrotarlo y la solución, según la Cabal, es la unión de “los colombianos que cada día madrugan a trabajar para salir adelante”.

“El Gobierno se aprovecha de la ingenuidad de los colombianos para quitarles su pensión”, o expropiarles el sueldo, repite María Fernanda.

Ambas gatunas tienen medios de comunicación para la desinformación. La cabal y su marido tienen La Agencia Periodística de Noticias (APN Noticias) y la Fundación Escuela Libertad y Dávila, la revista Semana.

Vicky acusa a la fiscal Luz Adriana Camargo de viajar a Europa en el avión del derroche y además por ser amiga de la subversión, porque “despeja el camino en las protestas a los vándalos como tantos de la primera línea”.

Son las campeonas de la desinformación. Desinformar es mentir varias veces de boca en boca de los creyentes en las redes sociales y en las reuniones vecinas donde la aplicación del sesgo ideológico busca adeptos. Mienten en apariencia por mentir, pero por debajo de la piel está el veneno.

Nadie miente por mentir, excepto los mitómanos.

Y la verdad sigue su camino de espinas, y, sin embargo, es obstinada y paciente. Ella sabe que sus aliados son los sabios, o los mejor informados, que comprenden que la verdad requiere cuatro acciones prácticas: Verificación, o comprobación de las fuentes, verisimilitud y probabilidades como bien la planteó el filósofo español José Antonio Marina.

En otras palabras, se requiere del pensamiento crítico para driblar la manipulación.

Los sujetos más frágiles para caer en las redes de las mentiras son los niños, los adolescentes, los jóvenes, los desempleados, los mal educados y los que tienen bajos niveles de estudio. Y los atrapados en las ideologías de los partidos.

En verdad yo no me preocuparía de la mentira si sabemos leer. O sea, si se leen varias fuentes para pescar la verdad en el agua. El problema es que la mayoría no tiene el hábito ni la voluntad (entrenamiento) de las mil fuentes.

¿En verdad existe Dios? ¿Cómo hacer para comprobarlo? ¿Hay evidencias fácticas de su existencia? ¿Hasta dónde es manipulación religiosa? ¿La fe es en verdad una evidencia de verificación? ¿Qué es la fe? ¿Por qué los cristianos y demás creyentes han decidido vivir con tamañas dudas de la existencia de Dios en algunos momentos de sus vidas?

Roxana Kreimar, filósofa argentina, invita a la búsqueda de herramientas filosóficas para poder resolver las cuestiones de valor del alma humana: “Centralmente las que nos permitan pensar mejor, buscando hipótesis alternativas, no aceptando ninguna sin evidencia suficiente, eludiendo las falacias lógicas y los sesgos cognitivos. Esta práctica nos previene contra el fanatismo y nos vuelve más tolerantes.”

Posdata: Este texto lo inspiró Tatiana Acevedo Guerrero y su columna La cigarra y la hormiga. El Espectador 2024-23-09.