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septiembre 21, 2024

La Primicia Noticias

Una Nueva mirada

Historias de fin de año

Por: Pedro Conrado Cudriz

Hoy, con el permiso de la espesa cotidianidad de todos los días, he querido escapar de ella compartiendo estos relatos de otras vidas y del mundo de la ficción. No aspiro que los acepten, solo que los lean.

                                                                               El ladrón de barrio

Él era un ladrón de barrio, no robaba bancos ni cosas que se le parezcan, se colaba en una casa descuidada y se llevaba cualquier objeto que le sirviera para distraer su rebelde soltería, relojes, sombreros raros, gafas alcahuetas mal puestas u olvidadas en el catre, ojos abandonados por el acelere, un Dios mal puesto en la cocina, en fin, micro ataúdes de adornos. Una noche de agosto ingresó por una ventana de un apartamento del norte de la ciudad y regresó a casa con un robotsexual. Estaba embelesado con el androide japonés extraído de casa ajena; después de cierto tiempo solo conversaba con la chica como se parla con los gatos. Se iba de casa por unos días y regresaba con su cara de yo no fui. Otra noche regresó borracho y decepcionado porque su novia lo dejó por el otro Albertico, su hermano gemelo. Así se inició su relación amorosa con el androide. La invitaba al cine y la llevaba a los restaurantes de la cuadra y le cuidaba la virginidad. A veces en la soledad de la noche la invitaba a un par de besos, solo eso, no quería tocarla hasta el día suertudo del matrimonio. Ella, se confesaba a sí misma y en sus ausencias, que también lo deseaba, pero temía confesarle la experiencia sexual con el dueño del cantón norte. Además, nunca fue virgen por los ensayos a la que fue sometida camino a la producción empresarial de miles de seres de otro mundo como ella. Él la llevaba siempre a la mesa para un desayuno o la cena compartida. Él se sentía muy tierno. Le contaba sus cuitas, sus alegrías y tristeza del trabajo elegido. La miraba directamente a los ojos y le confesaba su amor incondicional y a primera vista. Una vez, le confeso entre dientes, que casi lo matan de un tiro en el pecho mientras robaba en una fábrica de relojes habladores. Duré varias semanas en el hospital, le dijo, y ahí estaba una joven como tú, embarazada y sufriendo por los dolores tremendos del parto. No supe más de ella y extrañamente la busqué con ahínco. En ese instante se estableció entre ellos un silencio de muerte. Él volvió a mirarla a los ojos y ella le contó que la del hospital era ella, Soy yo, le confesó, una criminal perseguida por la Interpol. Vine huyendo del Japón en una caja para ocultar extraterrestres. 

                                                                                  La muerte 

Me vendaron los ojos y disparaban balas de salva. ¿Qué es la muerte preguntaban? Y reían atronados. Oía también el sable contra el piso de cemento. 

¿Qué es la muerte? 

Y volvían a disparar balas de salva, ahora muy cerca de los oídos. 

¿Qué es la muerte? 

Yo estaba cansado de pensar la muerte, habían matado a papá cuando yo tenía cinco años, quedó tendido en la puerta de la casa, lo cazaron como a las bestias de la selva. Vinieron por el norte, bajaron la sierra como animales de caza, miraron el mar atontados de fragmentadas bellezas, se estacionaron en las piedras gigantes olvidadas por ojos humanos, violaron el aire con los cabos sueltos de la marihuana, persistieron en la caza, comieron de los frutos de la tierra y tomaron del agua sagrada de la montaña. Los pájaros los seguían presintiendo lo peor, luego los olvidaron. Llevaban días de cansancio en el cuerpo, llegaron y preguntaron, se escondieron y cazaron a mi padre, que él era todos los padres. 

¿Qué es la muerte?  

Es la respuesta que he buscado a esta pregunta de todos los días desde los cinco años, y ahora el miedo me nublaba la razón, pero recordé a mamá oculta debajo de la cama. Hijo, me dijo aquella vez, no le temas a la muerte, ella vendrá por ti y te conducirá al otro lado del mundo, el de los sueños perdidos. 

Y escuché el tiro y luego el silencio que seguía después.