Por: Pedro Conrado Cudriz
Es más fácil estar del otro lado, creer que no estás sometido a ninguna clase de norma, ni desprecio humano; creer que nada te detiene; creer que existe un fuero especial que te protege; que puedes obrar impunemente; que no tienes familia; ignorar que existe un gran número de conciudadanos que vigilan tus pasos; ignorar que esos mismos conciudadanos pueden despreciarte en el futuro y saludarte por cierta dosis de pereza moral; ignorar en fin, que la imagen personal se construye con la imagen colectiva de los demás y que esa construcción es la aceptación y el respeto por unas reglas de juego decentes y escritas y alimentadas por la costumbre.
Es más fácil estar del otro lado del submundo o del gueto, mientras la miel rueda por la mesa y se cruza de mano en mano hasta reventarse los ojos; es más fácil porque el poder se cree infinito y monopólico y sin límites y sin control y porque, además, se cree despojado de la moral y la ética como si él mismo no fuera el pobre hombre que usa la máscara poderosa para engordarle a sus hijos el futuro que le falta a los otros.
Es más fácil estar del otro lado en tanto se conforma una falsa mayoría y se impone un nombre contra aquellos mismos que te eligieron; es más fácil porque a la larga no hay que soñar ni luchar contra ninguna corriente ética, incluyendo la ley de Dios, sólo elevar anclas y que el barco te lleve donde tiene que llevarte, llevarte a ese lugar oscuro, escatológico y empedrado que ya Dante le dio un nombre reconocido universalmente…
AUTOCRITCA
Déjenme tirar de cabeza
Desde el cielo
Exprimir mi cabeza
Volar mi cabeza
Permítanme ser olvido y barro
Deshabitar mi nombre
Deshabitar mis pensamientos
No ser
Huir de mí mismo
Ser olvido otra vez
Volar mi cabeza
No ser.
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