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diciembre 12, 2025

La Primicia Noticias

Una Nueva mirada

Entrevista a un hombre del pueblo

Por: Pedro Conrado Cudriz

Lo primero que hay que decir es que esta entrevista es ficticia, un descomplicado texto para pensar en nuestras realidades municipales, texto que lucha por sobrevivir en medio de la dialéctica del poder político y la saturación informática.  Y el tipo, un hombre común salido de la memoria periodística del escritor, un contertulio cotidiano, necesario para descifrar algunas claves de la vida diaria. Su voz irónica y ronca, es un paquetico humorístico para amansar la mañana y la tarde. Confieso que la realicé hace más de tres años y como en las series de los programas de la televisión, no es una historia de la vida real. 

  • ¿Señor, usted conoce al alcalde?  
  • Más o menos.  
  • ¿Lo ha visto?  
  • Es elusivo.  
  • ¿Lo ha visto?  
  • Es un pájaro de la selva negra.  
  • ¿Lo ha visto?  
  • Vuela.  
  • ¿Lo ha visto?  
  • Es un mago del circo político.  
  • ¿Lo ha visto?  
  • No, no lo he visto.  
  • ¿Desde cuándo?  
  • Hace tiempo.  
  • Especifique.  
  • Algunos dos meses.  
  • ¿Le parece normal?  
  • Todavía me estoy interrogando sobre la conocida normalidad.  
  • Repetir y repetir lo mismo todos los días  
  • Es la normalidad de las estatuas. 
  • ¿Le parece normal?  
  • Sí.  
  • ¿Por qué es normal?  
  • Porque la las adaptaciones de la vida anormal.  
  • ¿Le gustaría verlo todos los días en la calle o en el despacho?  
  • En cualquier parte, pero que se deje ver. 
  • ¿Por qué?  
  • Para no olvidar la magia circense del día a día.  
  • Pero la gente lo exige.  
  • Yo no lo exijo.  
  • ¿Y cuál es la diferencia?  
  • La invisibilidad.  
  • ¿Cómo así?  
  • Verlo podría profundamente frustrar a la gente, por incumplido y mitómano.  
  • ¿Usted sugiere entonces que siga sin ir al despacho?  
  • Sí. Si usted conociera las veces que van los alcaldes del sur del departamento del Atlántico a despachar en las alcaldías, seguramente sería más cauto con sus preguntas.  
  • Entonces  
  • Hay que reflexionar amplia y profundamente sobre el sistema de las empresas de partidos políticos y las comunidades.  
  • ¿Qué tienen que ver las comunidades con los alcaldes?  
  • La elección, señor, la elección.  
  • No entiendo. 
  • Usted no entiende que en política dos más dos puede ser una derrota para las gentes y un triunfo seguro para los clientelistas. 
  • Sigo sin entender. 
  • Por eso estamos como estamos. 
  • Sea más claro. 
  • Mire señor, un voto opositor, siempre es minoría, y un voto chueco, es mayoría, ganador. 
  • Pero es que hemos estado conversando sobre lo invisible. 
  • Lo entiendo. Mire, usted va a la iglesia, reza y habla con sus Dios. No lo ve, pero extrañamente le cree. La gente vota masivamente por un alcalde visible, que al final termina siendo invisible y que al final nadie le cree. Y no es ningún dios. 
  • ¿Es lo mismo? 
  • No. Los hombres no son dioses, son mortales y van muchas horas al baño. Lo que quiero decirle es que se la embarran. 
  • Y  
  • No hay que creerles.  Mejor dicho, no les crea para evitar el hipo. 
  • Carajo, me ha dejado usted de una pieza. 
  • No se deje. 
  • ¿Por qué la gente se deja engañar? 
  • Por la necesidad profunda de creer. Es un tema hasta religioso, trasladado a la vida cotidiana de la gente. Un extraño acto de fe. 
  • No creo. 
  • Sí, hombre, todos tenemos la necesidad de creer en algo y terminamos buscándolo para finalmente votar a pesar del engaño. Hay rezos y vigilia familiar para el milagro, o sea para el puesto.  
  • Ese es el truco de la vida, señor. 
  • ¿Eso cree usted? 
  • Sí. 
  • ¿Por eso cree en los santos? 
  • No confunda. 
  • Dígale eso a los curas y a los pastores. 
  • ¿Qué les digo? 
  • Que la invisibilidad, es el truco de Dios y de los políticos colombianos. 
  • Yo no he dicho eso. 
  • Yo menos. 
  • Alguna vez usted se ha estrellado contra un vidrio de apariencia invisible. 
  • Alguna vez. 
  • ¿Y cómo se sintió? 
  • Como una persona ciega e imprudente. 
  • Entonces ¿quién es el imprudente? ¿El que coloca el vidrio o el que no ve? 
  • El que no ve. 
  • ¿Por qué? 
  • Porque el que no ve, es como el que no sabe. 
  • ¿Cuál es la ventaja del ateo? 
  • Ver lo que no ve el creyente. 
  • ¿Y qué es lo que no ve el votante común? 
  • El truco. 
  • ¿El truco? 
  • No ve a dios, pero tampoco ve el truco del politiquero. 
  • Buena suerte, señor. 
  • Con el deseo suyo, voy a comprar lotería. Adiós.