Por: Aurelio Pizarro
Ayer estuve chateando con Gorka Azurmendi, uno de mis amigos más queridos del País Vasco. La conversación estuvo motivada por un asunto muy diferente, pero al final terminamos hablando de los muertos que habían dejado en Colombia los enfrentamientos entre policías y civiles por causa de las protestas. Consternado, Gorka quiso saber cuántos muertos iban y el número exacto que llevaba cada bando. Le dije que veintiséis entre unos y otros e hice un esfuerzo para no llorar al momento de aclararle mi respuesta: “Pero todos los muertos son del mismo bando”, le dije, “todos los muertos son del pueblo raso”.
Más historias
Tristeza de un árbol
Piso 4
Hilos