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febrero 24, 2025

La Primicia Noticias

Una Nueva mirada

En los gobiernos de tránsito los obstáculos son mayores

Por: Pedro Conrado Cudriz

“En las “repúblicas fallidas” se ejercen los derechos políticos y se incumplen los derechos sociales y civiles.” Alberto Vergara, politólogo.

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Los nuevos aprendices tienen un camino lleno de espinas y errores de aprendizajes. Y como ya escribió Irene Vallejo en Alguien habló de nosotros: “El principio es el territorio de la torpeza y del miedo, aunque también el campo de batalla donde se expresa con más fuerza el ímpetu de vivir.”

 Y más cuando se lucha en contra de una clase social vetusta de gobernantes tradicionales, conservadores, corruptos, y hasta criminales, y opositores a las transformaciones mínimas que favorezcan la recuperación de la dignidad humana.

Este es ni más ni menos “el monstruo” al que se enfrente el que quiera realizar cambios en el país. Recuerden los magnicidios de Gaitán, los de la Unión Patriótica y todos aquellos que pongan en peligro la manera de gobernar de los herederos de los gobiernos despóticos de la España colonizadora.   

Gustavo Petro está aprendiendo a gobernar contra la corrupción de un sistema de gobierno, que aprendió a dirigir corrompiéndole el alma a la sociedad toda. El presidente está en un proceso de transito gubernativo en una nación cargada de trampas explosivas, que son los obstáculos mayores e institucionales de medio país que persiste en seguir siendo viejo para impedir los cambios estructurales necesarios, que le permitan a las gentes dejar atrás la memoria del atraso, la marginalidad, la pobreza extrema, el abandono del campo, el negocio de la salud y el irrespeto a la clase trabajadora, entre otros aspectos justos y necesarios para una nación verdaderamente democrática.

Porque para ser demócratas nos faltan miles de años; miren nada más el fenómeno político de la pobreza. La OCDE – La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico – diagnóstico y sentenció, que para salir de la pobreza se necesitan 200 años, es decir, 20 generaciones. Y lo increíble es lo que también dijo con humor negro el politólogo peruano, Alberto Vergara en El Tiempo del 2 de enero del 2025: “En América Latina es difícil dejar de ser pobre y difícil dejar de ser rico.”

En las democracias todos los ciudadanos somos iguales. Creo que esto es lo que defiende el presidente Petro, con todas sus equivocaciones, pero también con todos sus grandes aciertos. Un solo ejemplo positivo de los tantos de su gobierno: la reforma agraria que adelanta contra viento y marea después de que hacen más de 50 años, lo intentó Carlos Lleras Restrepo y no lo dejaron, lo derrotaron.

Dicen que gobernar a Colombia es como conducir un auto en Barranquilla. Ni más ni menos para Petro, porque para los del pasado los rieles los tenían engrasados para sus deseos particulares y corruptos. Más: antes y hoy nos siguen gobernando los intereses personales de estos personajes oscuros, que fueron a graduarse a las mejores universidades del mundo para robarse el país. ¡Cómo estaban equivocados los abuelos cuando nos decían que la educación nos iba a cambiar la vida! Sus estados de inocencia siguen siendo bienes históricamente antropológicos de una sociedad que le tenía fe a las instituciones. La realidad es un golpe de mula en el rostro nacional.  

Tono de nota dos: Aporofobia: “rechazo, aversión, temor y desprecio hacia el pobre.” Gustavo Petro, que no es rico ni aristócrata es odiado por una cantidad de pobres, que lo atacan sin saber porque lo odian.