Por: Pedro Conrado Cudriz
El problema es más institucional que otra cosa.
“Lo opuesto de la guerra no es la paz, es la creación.” Adam Kahane, Poder y amor (1)
De la fragmentación a la paz total, así se ha movido el país político hasta el día de hoy.
La paz parcial no fue concebida como un ensayo; se hizo para matar el mosquito. Esa fue la razón para que fuera un rotundo fracaso. Y resultó ser un referente perverso: extirpar de raíz la molestia del animal y seguir luego como si no hubiese pasado nada. Paz para que nada cambie, era el objetivo.
La paz total como utopía, más que un ensayo legítimo, es un laboratorio de paz. Nadie en más de doscientos años de gobiernos oligárquicos se atrevió a pensarlo cuando era posible llevarlo a cabo en el 100% de su efectividad.
Solo Gustavo Petro se atrevió a repensarlo y llevarlo a la práctica hasta el día de hoy.
Este proceso tiene como marco histórico el proceso de paz cubano adelantado por el gobierno Santos. No hay que olvidar que hasta la fecha han asesinado a más de cuatrocientos firmantes de paz de La Habana.
Dificultades tiene la paz de hoy, y quien no en un país descuadernado como decía el expresidente, Carlos Lleras Restrepo. Un Estado ineficiente, ineficaz e impotente para detener y acabar con la máquina de la muerte, con la violencia política y de otros tipos, y, además, para acabar con la existencia de un descuadernamiento coherente con una institucionalidad centrada en los antivalores democráticos, y paralizada por la corrupción.
Otra manera de subvertir la decencia nacional.
Así no es posible iniciar y acabar un proceso de paz, cualquier proceso de paz, incluyendo uno sugerentemente ambicioso como el del gobierno petrista.
La paz total suena a utopía, hasta a un proyecto subversivo si se quiere. Sin embargo, su objetivo concreto es desmontar la máquina militar de los grupos armados ilegales para reintegrar a sus combatientes a la vida civil como ya ocurrió como el M-19 y la Farc. La idea es que por fin la nación respire un aire limpio de la pólvora del plomo de los grupos armados ilegales.
La paz total no es absolutoria, mientras una porción grande de la población se muera de hambre y desinstitucionalizada por la mediocre institucionalidad. La paz total es un paradigma nuevo en la vida de las guerras del país y por ser una apuesta nueva, tiene sus resistencias, gratuitas y legítimas. Hay que decir, que lo nuevo siempre tiene creativamente sus errores y riesgos, aunque solo busque otras salidas a los problemas irresolutos de siempre.
Y los riesgos están en los errores y equivocaciones conceptuales y metodológicas de la práctica propuesta en las dificultades históricas de una nación en extremo compleja desde los social, lo económico, lo político; en la desigualdad social y la inequidad, en la violencia de todo tipo y la concepción mafiosa de gobernar la nación.
La expresión “dialogar con un gobierno de izquierda es más complicado” que con uno de derecha, pienso yo acá para terminar el pensamiento eleno. La frase la expuso desde su prepotencia Pedro Beltrán, negociador del Ejército Nacional de Liberación. Es el pasabocas del ELN en todos los acuerdos de paz donde se ha sentado a debatir sus ideas extremas de hacerle la guerra al Estado Nacional. Se sientan a la mesa, pero no van más allá de las palabras y sí siguen tirando plomo y afectando dramáticamente la sociedad civil. Siempre han sido arrogantes e intransigentes. Así son ellos y nadie tiene la culpa de su azarosa personalidad subversiva, menos el gobierno de Gustavo Petro. Y tendríamos que agregar que la experiencia les ha permitido ser un grupo escéptico y nihilista mientras el Estado y sus gobiernos no cambien positivamente la vida de los más jodidos. El problema es que hoy ya no son revolucionarios, pero si subversivos dañinos y perniciosos con el uso de la violencia armada contra la sociedad civil.
Y si nos atrevemos a pensar con Kant, la irracionalidad no es solo del ELN, es de todo el aparato del Estado y su pobre y descuadernada institucionalidad, fragmentada y aislada de cada órgano estatal, igual de las gentes de a pie, negando de paso la Constitución Nacional del 91.
En el pasado los acuerdos de paz parciales favorecían los intereses oligárquicos de los que todavía se creían y se creen dueños y señores del poder de Estado. Acuerdos de paz para maquillar la realidad del manto sagrado de la legitimidad. Y así engañaron y siguen engañando al país. Recuerden la hechura del Frente Nacional y la creación de gobiernos bipartidistas por 16 años seguidos. Recuerden, había elecciones para elegir presidentes cuando todo el mundo sabía quien iba a ocupar la silla presidencial. Aquellos 16 años fueron una monumental burla contra el pueblo de Colombia.
Y ya se sabe todo lo que ocurrió después de finalizado el Frente Nacional hasta hoy. La paz no se alcanzó porque no abrieron los puños del poder bipartidista.
No hay dudas, la violencia indiscriminada, la guerra contra el Estado y sus asociados debe parar, y es urgentisimo. Pero la paz total necesita de las gentes, del pueblo, de la sociedad entera, que parece desatender el instinto de supervivencia nacional.
(1) En este texto, de Kahane, que presentó Juan Manuel Santos para la edición del 2011, se pueden leer los 4 escenarios trabajados en el país y que no derivaron en un escenario de paz: Amanecerá y veremos; Más vale pájaro en manos; Todos a marchar y La unión hace la fuerza.
*Recomiendo igualmente para poder complementar la lectura de este texto, el pensamiento editorial del director de El Espectador del domingo 5-01-2025, titulado “El momento crítico de la paz total” y en el mismo diario, los “Experimentos mentales acerca del futuro de la nación” del profesor de la Universidad Nacional de Colombia, Juan Gabriel Gómez Arbarello.
Lo lógico es ilógico una paradoja en que nos movemos a diario.
La paz total es un concepto abarcador y polémico que requiere sabiduría y racionalidad. El único animal que se mata entre si es el hombre. La paz total es un pacto que compromete a toda la sociedad y sus instituciones. Así como se alude a una voluntad política, para avanzar en esta utopía de la paz total, hay que enfatizar en una voluntad pacífica, que deje a un lado los odios, los intereses personales, las emociones destructivas, para dar paso a una sociedad empática con la mano en el corazón y el equilibrio de una razón mesurada, que busque la convivencia pacífica y el bienestar en todo sentido. Que el afán de TENER no siga prevaleciendo sobre el SER, y en esa búsqueda nos esforcemos por una ecología de los resentimientos y los odios. Por eso la paz total es un camino de utopías posibles, donde el mayor esfuerzo es el humano.
Casi nada en la vida es total, el absoluto es un concepto matemático, la paz en un constructo muy relativo que nace con el contexto en que nacemos acompañado del amor y luego de la educacion que debe concretarla para el ser.
Buen comentario del escritor Pedro Conrado Cudris.
Teniendo en cuenta que la paz es el acuerdo por el que se pone fin las hostilidades entre grupos beligerantes y el Estado de los gobiernos que se deciden a impulsarla.
En Colombia el gobierno de Gudtavo Petro a buscado el diálogo con los grupos ilegales con la idea de paz total ha tenido varios obtáculos entre ellos el ELN quienes se han dedicado a sentarce a diáligar con gobiernos anteriores pero no cumplen con los compromisos que firman, también la oposición de de dirigentes políticos que se nutren con la guerra y el objetivo de Petro de la paz total ha resultado una utopía.