Por: Pedro Conrado Cudriz
–No eres de aquí –dijo el zorro–. ¿Qué buscas?
–Busco a los hombres –dijo el principito–. ¿Qué significa “domesticar”?
–Los hombres –dijo el zorro– tienen fusiles y cazan. Es muy molesto. También crían gallinas. Es su único interés. ¿Buscas gallinas?
–No –dijo el principito–. Busco amigos. ¿Qué significa “domesticar”?
–Es una cosa demasiado olvidada –dijo el zorro–. Significa “crear lazos”.
–¿Crear lazos?
–Sí –dijo el zorro–. Para mí no eres todavía más que un muchachito semejante a cien mil muchachitos. Y no te necesito. Y tú tampoco me necesitas. No soy para ti más que un zorro semejante a cien mil zorros. Pero, si me domésticas, tendremos necesidad el uno del otro. Serás para mí único en el mundo. Seré para ti único en el mundo…
–Empiezo a comprender –dijo el principito–. Hay una flor… Creo que me ha domesticado…
El Principito, del francés Antoine de Saint-Exupéry
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El hombre es el causante del malestar del planeta, no son los animales, es el animal humano. Y el planeta es la tierra, el territorio, los seres humanos, tú y yo, él y vosotros.
En el desastre se incluye la deforestación, los incendios, el deshielo de la antártica, la minería, la sequía de los ríos, la extinción de especies animales, la contaminación de los océanos, la explotación petrolera y la destrucción de los reservatorios de agua dulce.
Y me pregunto si en este inventario colosal no se podrían incluir también las guerras de Ucrania y el genocidio de Palestina por parte de Israel, o la guerra soterrada colombiana, o la desigualdad monetaria y la desigualdad de las clases sociales en el mundo. Todo un desastre del animal humano contra sí mismo.
Todos estos temas fueron los que se tocaron en la COP 16 de Cali. Algunos no daban un peso por la reunión mundial sobre el tema y otros llegaron a burlarse estúpidamente del gobierno nacional.
Para resumir el objetivo de las discusiones de la COP 16 caleña, éste estuvo concentrado en revisar los planes de la COP 15 realizada en Canadá, o sea, lo que se ha hecho hasta hoy para revertir y seguir evitando la pérdida de la biodiversidad en el planeta.
Las alarmas sin embargo, continúan prendidas. Aproximadamente un millón de especies animales están en proceso de extinción y están en la Lista roja de las especies amenazadas, como el delfín rosado, la tortuga carey, el oso de anteojos y el jaguar entre otros animales.
No hay que dejar de pensar en lo que ha ocurrido en 50 años con la vida silvestre, porque el 73% ha caído en picada por la actividad bípeda de los humanos.
La expansión de la vida urbana y el crecimiento desmesurado, o sin control de la población humana, son factores que actúan en contra de la sobrevivencia animal y la salud del planeta. En las áreas rurales todavía es posible convivir con los animales del patio, lobos, iguanas, tiarrelas y mariposas, o pájaros como el chupa flor, por ejemplo. En la ruralidad no se presenta la lucha por el territorio entre los seres humanos y los animales como ocurre en las ciudades.
La Lista roja de especies amenazadas, según Grethel Aguilar, quien preside la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza – UICN – es el barómetro de la vida en el planeta. Este instrumento mide cómo funciona el planeta tierra. Porque si la naturaleza está enferma, entonces está en peligro la supervivencia de la civilización humana.
El desequilibrio causado por la actividad del hombre es el que ha creado la crisis climática, o el fenómeno meteorológico como la Dana o Depresión Aislada en Niveles Altos, que acaba de ocurrir en Valencia, España, en las localidades de Paiporta y Sedaví.
En entrevista con El Espectador del domingo 3-11-24- Aguilar diagnosticó la perdida de “un cuarto de las 160.000 especies que evaluamos en la UICN… De esas, 55,630 están en América latina… y de esas un 26% está en riesgo; es decir, 14,650 especies.”
Los seres humanos desafortunadamente no hemos entendido la naturaleza, razón para vivir de espaldas a ella. Convivimos con animales, que catalogamos como mascotas, pero no entendemos su domesticación; arrancamos un árbol que provee sombra y desatendemos su importancia en el entorno. El analfabetismo de la naturaleza estimula la tala de árboles, la contaminación de los océanos y los ríos…
Y Grethel Aguilar nos exhorta: “Por eso hablamos de una crisis de pérdida de especies a escala mundial. Para conservar esas especies, tenemos que conservar los ecosistemas, porque ahí es donde las encontramos, pero también, porque de ellos dependemos para sobrevivir. Sencillamente, nuestra vida en el planeta no es posible sin una naturaleza saludable.”
Nota: Netflix contiene una serie, Extrapolaciones, que le da un tratamiento especial de película al tema.
Buen día, estimado Pedro. Tu comentario muy acertado y coherente con el tema medio ambiental y sus conclusiones de la COP 16, permiten evocar la lectura, que con el paso del tiempo deja de ser una distopia, de La Policía de la Cultura, novela de YOKO OGAWA, en su primera frase: “En ocasiones, vuelvo a preguntarme qué fue lo que desapareció de nuestra isla en primer lugar”. Esta frase es el abrebocas de lo incierto y la hecatombe por la que vamos desfilando como humanidad y como planeta. Hora de leer o releer este texto. Buen día.