Por. Pedro Conrado Cudriz
Kertész, de origen húngaro y premio Nobel, fue deportado por los nazis en la adolescencia a Auschwitz. Autor de Dossier K, Sin destino, Fiasco, Diario de la galera entre otros libros.
No sé qué es la verdad. No sé si mi tarea, en general, consiste en saber qué es la verdad. El artista poseedor de la verdad suele ser un mal artista. Quien tiene razón generalmente no la tiene. Respetemos la falibilidad e ignorancia del ser humano; no hay nada más triste que tener la razón.
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“En la novela, en cambio, lo importante no son los hechos, sino aquello que se agrega a los hechos.”
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“La diferencia esencial reside, sin embargo, en el hecho de que, mientras la autobiografía recuerda algo, la ficción crea un mundo.”
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“Había entendido el simple secreto del universo que me había tocado: el de poder ser fusilado en cualquier sitio, a cualquier hora.”
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“Simplemente imaginaba que el deber del mundo de los adultos consistía en sacarme de allí (Auschwitz) y hacerme llegar sano y salvo a casa. Aunque hoy suene un poco extraño, es realmente lo que sentía.”
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“Tal vez resulte atractivo ser, alternativamente, víctima y verdugo,” apunta alguna vez Baudelaire en Mi corazón al desnudo, basándose en quién sabe qué experiencias tempranas. La esencia de ambos papeles es la liberación de la carga de la personalidad.
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… el hombre se ha vuelto superfluo en las dictaduras. Sólo accede a la gracia a través de lo que llama “el servicio” o “el servicio del orden.”
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“Y ahora busco ese hilo, ese razonamiento del desequilibrio que hace que lo absurdo parezca necesariamente como una lógica, ya que no tenemos otra opción en la situación de trampa que es Auschwitz. Y la vida, de la que somos parte activa, nos ha adiestrado ya de antemano, por así decirlo, para esa forma de pensamiento.”
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“Y ese error terrorífico es la cultura, el sistema de ideas, el lenguaje y los conceptos, los cuales ocultan ante ti el hecho de que llevas tiempo siendo una pieza bien engrasada de la maquinaria del exterminio.”
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“… Una de las leyes de esa cultura, resumida en los diez mandamientos, reza así: ¡No matarás! Si el asesinato en masa puede llegar a convertirse en un ejercicio diario, es más, en un trabajo cotidiano, como quien dice, habrá que decidir si es válida esa cultura cuyo sistema de valores ilusorio se enseñaba aquí en Europa a todos, tanto a los asesinos como a las víctimas, desde la escuela Primaria.”
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