Por: José Alfredo Fruto Muriel
La campaña política en Santo Tomás, entra en su recta final, las visitas a barrios y los repetidos casa a casa se intensifican. Ha habido escasa innovación, pese a que estamos en otros tiempos, aquí se sigue haciendo lo convencional. Las formas no cambian. En conclusión, más de lo mismo.
El ciudadano espera propuestas y éstas no llegan, lo que sí crece y está en primer lugar del orden del día, son los chismes, noticias falsas, rumor de encuestas diarias, débiles alianzas y buitres buscando o inventando fallas para liquidar a la contraparte.
A 50 días del proceso electoral, “líderes políticos” apoyan a un candidato a la alcaldía por un partido, el voto a la asamblea por otra colectivad y su respaldo al concejo para otro grupo. Hay un sancocho, hasta el punto que, por ejemplo muchos están pensando elegir a su concejal, sin importar quien gane la alcaldía, e incluso han dejado en total libertad a sus seguidores para votar por el que quieran, adiós a la disciplina de partido, la coherencia o identidad con las propuestas. La ecuación es clara, no todos los que dicen que apoyan a un candidato realmente lo están haciendo, nadan en varias aguas, mucho toque en la espalda, respaldo aparente, flaco compromiso, no hay decisión clara. Unos integran una campaña, pero le hacen ojitos a la otra y el desfile de emisarios de todas partes es constante. Un ambiente raro, maluco, confuso, donde la descalificación mutua sigue siendo la reina.
Ni son todos los que están, ni están todos los que son. Algo huele mal. Deberán los candidatos apelar a su agudo olfato para identificar, quién llega y con qué intereses, porque lo cierto es que en este período comienzan a maquinar, meter zancadillas, infliltrar, inventar y hasta hacer daño, para ganar.
Grandeza, se necesita para llevar un proceso electoral, buenas prácticas, intereses superiores, pero aquí la que brilla es la MEZQUINDAD.
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