Por: Pedro Conrado Cudriz
“¿Sabes? —dice—,nadie sabe por qué. Se empieza. Y luego sucede, se escribe, se continúa”. Margarita Duras
“El diario íntimo es una ocupación peligrosa que puede cerrarla comunicación con los otros y confinarnos
a un soliloquio estéril y secreto” Julio Ramón Ribeyro
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El día es un pozo de sorpresas, unas agradables y otras desagradables. Hoy, por ejemplo, murió mi gato. Lo tuve que enterrar como se entierran los gatos. Supongo que a los perros también hay que enterrarlos como perros.
- La mano que ama y que acaricia tu cuerpo, es la misma mano que golpea la puerta y la misma mano que muta en el papel en blanco para olvidar la tragedia.
- Tener que luchar con lo que soy y con esta unidad deforme mía del bien y el mal. Un día me dejo convencer del bien y otro día, es el mal el que gobierna mi vida. Sé que algún día ganará el bien, pero deseo la belleza del mal. Supongo que dejarme vencer por ella es como el suicida que se dispara un tiro en el pie.
- No, no soy poeta, ni filósofo, ni nada. No soy nada. Es mi repulsión al deseo de ser alguien, de alcanzar el éxito. Nada. Mi alma descansa en la vagancia, en el no ser, en la contemplación. Solo amo una cosa, la belleza, y la busco en cualquier parte, allí donde se encuentre, en el barro o en el cielo, o en la derrota. Soy un hombre de anheladas derrotas.
- El amor, ese mito romántico de la humanidad, lo siento adelgazarse, ya no es el mismo, el pobrecito morirá pronto, perdió el apetito.
- Estoy ensayando otra clase de amor, más sexual y perverso, malo. Él me andaba buscando mientras yo lo buscaba. No tengo idea cuando al amor de bragueta le esquilmarán la rabia. Ahora soy más feliz que el perro.
- La muerte no es tan mala como la vida. Ella se llevó a Irene, una vecina con cáncer de piel.
- ¿Qué tan fuerte es la conciencia para soportar la vida? La estoy midiendo.
- En estas noches azules, la brisa nos salva del aire acondicionado.
- Debería morirme un día y regresar a la vida cien años después. Comprobaría otra vez las hipótesis del malestar humano.
- La infidelidad, otra pasión humana.
- El amor, tan helado, tan frío, que a veces también es una cuchilla que lastima la cordura.
- Es imposible olvidar el cumpleaños. El tiempo es implacable con todos los seres vivos, en especial con los extremos: jóvenes y viejos. Los del centro vagan en una nube intemporal. El cumpleaños es una trampa subjetiva, porque el reloj sigue inexorablemente su marcha infinita.
- Soy hijo de una geografía: Colombia. ¡Qué susto!
- La tentación del sexo o la tentación de la soledad: he ahí el dilema mayor, mayor que el suicidio.
- Estoy excitado por el encuentro con otro grupo humano de la Universidad. Sospecho que todo encuentro nuevo entre humanos excita por la expectación que conlleva convivir. Todavía no sé qué voy a encontrar, tal vez aquellos elementos especiales y misteriosos que busca el arqueólogo en el territorio más olvidado por el hombre.
- “La guerra es un juego de lobos. No, es un juego de niños.” Eso me dijo un chaval de 60 años.
- Aquí hay alguien que me perturba: Yo.
- La democracia es al principio un animal salvaje al que hay que educar para convertirlo poco a poco en un animal democrático.
- Hoy recordé a las tres de la tarde y ya no pude dormir más. Pensé en aquellos que no pueden pegar un ojo en toda la noche, en los malos pensamientos que los atormentan como a mí a estas horas del día. Y me dije a mismo, carajo, la noche es eterna.
- Estoy de vuelta a la calle de la Ciénaga y he vuelto a observar otra vez a este extraño sujeto medieval de siempre, viene en medio del miedo de su propia impotencia, de su propia soledad; quizá dude de la fe y, sin embargo, el látigo corta la duda y lo ayuda a soportar la pesada carga de la miseria humana. El milagro, otro espejismo más de la vida religiosa, está soportado en la desesperanza.
- Todos tenemos y llevamos una vida secreta en la cabeza.
- La perfección es una utopía, pero hay que intentar llegar algún día hasta el dintel de su puerta.
- La brevedad no tiene la pretensión consciente de la síntesis; es más bien un accidente de estilo; es una rebeldía simple para ir en contravía de la verborrea ministerial de los sacerdotes de la novela.
- De alguna manera seremos olvido, de alguna forma nos iremos al eterno vacío. Algún día como la tarde, como el sueño y el olvido; de alguna manera seremos otra vez tierra, piedra, nada.
- Morir e irse en una explosión de emociones acompañada de dolores regados en todas las esquinas de la casa.
- Fui al baño. Deyectar no se hace sin algo especial que leer. Abrí la revista Soho y salió Lina Tejeiro, la hermosa modelo y actriz de Ley del corazón y la cerré inmediatamente, por física pena, no deseaba que viera en mi rostro la puja del cuerpo.
- Hay amigos que en medio de la demencia invencible de la guerra colombiana – y de la demencia de todos los días – decidieron aniquilar a los amigos, así como se aniquilan las vacas.
- Cada uno en su lugar. Están los escaladores de montañas, o los ciclistas que llegan primero a la meta; o los atletas que corren kilómetros y kilómetros incansablemente para triunfar y están los segundos y los terceros. Yo soy un escritor del patio, un amante insobornable de la derrota.
- Ser joven o viejo es un misterio. Además, a nadie le importa si estás vivo. Los jóvenes creen que los hombres maduros están ya muertos de algo. Exageran, o les han llenado la cabeza de basura antigeriatica. Ellos, los mozos, odian la muerte y algunos la vida. Yo amo la vida. Los jóvenes son indiferentes al guiño de la luna, el provecto la disfruta y se sienta a verle los ojos; el mancebo apenas tiene conciencia de la respiración, el viejo le siente los pasos; el pelao come a toda prisa, el abuelo digiere el verso del plato, le busca el sabor y cree en la paciencia; al joven lo mata la prisa y llega desesperado al lecho de amor, el longevo arde de sabiduría erótica y contempla extasiado primero el cuerpo y luego como un pez nada en aguas profundas y desconocidas; el jovenzuelo cree que tiene toda la vida por delante, el hombre centenario tiene conciencia del instante mortal de seguir vivo; el adolescente se queja desesperanzado por las circunstancia de la vida, el abuelo sabe que vivir no es fácil, que todo se repite y espera en la esquina otra vuelta del planeta tierra para regresar de nuevo al juego del mundo; el jovencito no piensa mucho, el viejo abandonó el pragmatismo y se metió en los terrenos del pensamiento libre. Él espera, es el de los que juegan con el abecedario y crean finalmente nuevos caminos.
- Me detuve para verla caminar, no me importaba si se llamaba Rita o Bridget, solo me interesaba observarla, verla mover las piernas y las caderas para apreciar su ritmo corporal y, sobre todo, la veía para captarle lo extraño o lo extrabajante, verla andar como no humana, como un animal venido de otro tiempo. Por largo tiempo seguí pensando en ella y la pensé rara, simia. En muy pocas ocasiones nos atrevemos a despojar de humanidad al otro, en especial a un bípedo querido. Pasé, confieso, varias noches soñando con seres humanos de verdad.
Algo q me perturba: Yo. Q gran mensaje Pedro. Y la universidad, todo bien???
Todos tenemos y llevamos una vida secreta en la cabeza. Como este otros tantos buenos y tan certeros. Gracias por compartir tu huracan de pensamientos.