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mayo 10, 2025

La Primicia Noticias

Una Nueva mirada

La libertad de expresión y la libertad de prensa en Colombia

Por: Pedro Conrado Cudriz

“Si cada mañana tuviésemos que inventarlo de nuevo todo para sobrevivir, el esfuerzo de nuestra libertad jamás habría podido despegarse de los dictados más inmediatos de la necesidad.” Fernando Savater. El valor de elegir. 

La sola categoría de la libertad ya implica una discusión filosófica. Como la misma concepción de la democracia. Claro, sin libertad individual, de pensamiento y de prensa no puede haber democracia. Y este tema es altamente dramático en el país. Porque hay una mayoría de pobres, igual hay un sistema electoral que permite la compra y venta del voto y unos medios de comunicación que actúan como patrones. Es decir, los periodistas terminan siendo empleados y obedeciendo al dueño de la empresa de comunicaciones. 

Así que la discusión filosófica les importa un pito a los dueños de los medios, a los periodistas neo-esclavos y a los pobres. Y aquí podría acabarse ahora la relación entre el columnista de opinión y el lector. 

Pero apenas iniciamos la intención de comprender el problema. 

La democracia requiere de la alta cultura ciudadana, de gentes que no sean analfabetas funcionales, que tengan el hábito de la lectura arraigada en el alma, que tengan dinero para poder alimentarse espiritualmente con la compra de libros, revistas, prensa escrita o digital. En fin, que tengan disciplina y tiempo para leer y releer el país.  

Problema uno: la mayoría de los pobres colombianos no leen y si han ido a la escuela y tienen títulos de bachilleres o profesionales, su especialidad no es la lectura; además, están creídos que la libertad es hacer lo que les venga en gana como vender el voto en sus múltiples formas o mentir. Entonces, de la pretendida discusión filosófica pasamos a una controversia de antropología política.  

La libertad es apenas un malbaratado sueño infantil. 

Problema dos: los dueños de los medios de prensa como Sarmiento Angulo, accionista mayoritario de El Tiempo, City Tv, ADN, Portafolio; o como el grupo Gilinski, dueño de Semana, Soho y Dinero; o como el grupo Santo Domingo, dueño de Blu Radio, El Espectador, Pulso y Cromos; o como la Organización Ardila Lule, dueña de RCN radio y Tv, FM, NTN 24 y Win Sport. Ninguno de estos capitalistas son ciudadanos democráticos, son más bien sujetos del capitalismo deshumanizado hoy, con intereses de poder político para alienar a la sociedad civil con el montaje de sus mentiras, verdades a medias y el programa largo e interminable del entretenimiento. 

Ninguna de estas empresas, con algunas excepciones editorialistas, relativamente cuantificadas, están interesadas en hacer uso de la libertad de prensa para mantener bien informada a la clientela y a la sociedad en general. El guión que utilizan está hecho para violar la sacralidad de la libertad de prensa que tanto defienden enmascarados.  

Lo que ayer y hoy acaba de publicar la revista Semana es un ejemplo del irrespeto a la libertad de prensa. Se inventan una fuente anónima y crean una noticia contra el presidente de la república y luego la comparten con todos los interesados y cómplices del complot político para que el chisme sea expandido en todo el país. Y todos sabemos lo que queda después del chisme.