Por: Frensis Isaac Salcedo Fontalvo
La noche sabía a vino rojo. Las alegres notas fugitivas de una guitarra se escuchaban en la distancia traídas por la brisa. Yo, estaba sentado esperando que las estrellas me trajeran con su brillo la mirada de Beatriz, la misma musa que inspiró en tiempos idos a Tito César Mejía Sarmiento, el hombre de los mil amores, el poeta erótico que abrió sus ojos al mundo en el municipio de Santo Tomás, lugar pletórico de alegría, de flagelantes, de poesías y de carnaval, dónde doña Eloina y don Tito, sus padres, sembraron el ombligo de su hijo ocho días después de haber nacido. Tito “sensación’, cómo lo llamamos quienes lo queremos, estudió el bachillerato en el colegio oriental, de donde salió a estudiar su carrera profesional: Filología e idiomas, en la universidad del Atlántico. Hablar de Tito Sensación, es transportarnos a un festival de orquestas del carnaval de Barranquilla del que fue su presentador durante 13 años consecutivos, animaciones inconfundibles que recordamos por su voz fuerte siempre dispuesta a acariciar a la luna, o a una cabina de radio donde ejerció como locutor profesional luego de haber estudiado en la academia ARCO, en la ciudad de Bogotá.
Recuerdo con la tranquilidad de un niño cuando duerme, que encender el transistor y escuchar a Tito, siempre fue un deleite, porque en cada turno que cumplía lo convertía en un show porque siempre lo han acompañado la potencia de su voz diafragmática modulada, su versatilidad y su alegría, características que lo tuvieron en Radio Piloto, Radio Reloj, Olímpica A.M., Olímpica Estéreo, Grupo Radial Colombiano, Bienvenida Estéreo, Tropicana Estéreo de Caracol, Latina Estéreo de Santo Tomás, la voz del Cesar de Valledupar, ciudad donde se radicó un tiempo porque fue nombrado docente del magisterio colombiano en un colegio de la capital mundial del vallenato, luego regresó a Barranquilla a impartir conocimientos de Inglés, español y literatura, en el Instituto Técnico Nacional de Comercio (Instenalco), durante varias décadas hasta el día que recibió la pensión que hoy lo mantienen gozando de sus nietos, provenientes de dos hogares construidos con las Miriam, así se llaman los dos amores donde Tito ancló sus pasiones después de armarse como Príapo en la dulzura de mil amores, que como el chupaflor volaba de rama en rama libando el dulce néctar de los jardines que su vista alcanzaba.
Tito Sensación Mejía, es un poeta erótico que fecunda en cada uno de sus poemas las experiencias de los miles amores que lo abrazaron entre sábanas y desvelos nocturnos, en escapadas abiertas al mar como los piratas que ponen el pecho al viento para enfrentar a quienes celan sus tesoros. Este versátil ser humano de noble corazón, pero extremista, a tal razón que lo caracteriza un lema: “Me amas o me odias”, ganó el V Concurso Nacional Metropolitano de Poesía, organizado por la Universidad Metropolitana de Barranquilla en el año 2001, obtuvo mención especial por ocupar el quinto lugar entre 150 participantes, en el concurso nacional de poesía, organizado por la Universidad de Santiago de Cali, como también diferentes trabajos publicados en revistas y periódicos del país. Fue digno finalista en el primer encuentro de poesía erótica SEA, es el creador del concurso nacional de poesía estudiantil INSTENALCO, que cumple 17 años de celebraciones exitosas promocionando el arte poético entre jóvenes.
Entre las publicaciones de este fascinante hombre de las letras colombiana se encuentran los libros: El ojo ciego del planeta, Visionarios, La suma de las noches, Crónica de los días, Nelson para todos, para siempre; Confesión anclada en la soledad de mi alcoba, La casa de Asterión, A veces llegan cartas, De la ciudad y sus amores ajenos, escritos con la impronta creativa cobijada bajo imágenes fascinantes que transportan a los lectores a paraísos soñados donde la vida parece mezclase con irrealidades, pero que lo llevan a uno a otras dimensiones desconocidas donde todo parece familiar porque Tito, con su prosa, las dibuja con perfección y locura desbordante, propia de los soñadores.
Cada vez que cualquier tomasino o visitante a este pueblo de mangos, de brisa, de sol y de río, se acerca a la antigua plaza central del poblado de añoranzas eternas, hoy borrada por un parque que se encargó de destruir la historia de hombres y mujeres soñadoras, la voz huracanada de Tito, hace eco como lo hacía cuando presentaba las coronaciones de las reinas centrales en épocas de carnestolendas en compañía de María Margarita De La Hoz y del autor de este texto, porque la voz de Tito, estará siempre endulzando los oídos de quienes visiten a la tierra de poetas, que a pesar de las arremetidas del tiempo foráneo, se resiste a desaparecer.
Hoy, Sensación, está en el reposo de los días, un excelso personaje de Santo Tomás, que le ha dado glorias al vetusto pueblo y grandeza, mostrando al municipio como un crisol de letras provenientes de las mentes creativas que han visto la primera luz de la vida allí, en el pueblo que fue construido por nuestros abuelos para que viviéramos felices, pero que se lo quieren llevar de paseo otras manos extrañas, mientras los oriundos estamos pasivos viendo como el viento quiere arrasar con la herencia de nuestros antepasados, mientras la voz de Tito Sensación, galopa a viento tendido, clamando de los gobernantes de la localidad, un homenaje en vida para agradecerle toda su obra, sus letras, sus sonrisas, sus defensas, su amor pasionario por este territorio de arenas pretéritas.
¡Cóndores no se entierran todos los días! ¡La grandeza de Tito no nace todos los días!
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