Por: Pedro Conrado Cudriz
La calle.
En la calle todo no es malo. Los que la pisan observan otro mundo y no el silencio de la prisión. Estigmatizarla como lo hicieron los abuelos por miedo a la diferencia, es negar que otro país está naciendo.
En la calle le vemos el rostro a la nación.
No sé cuántos ciudadanos recuerdan al expresidente aquel de la república, que una noche atrevida y en su gobierno mandó a dormir muy temprano a todos los colombianos.
¿A qué le temía?
Creo que el país cambió y los que venían gobernando a discreción privada la nación, todavía no se han percatado de los nuevos vientos que golpean excitados las paredes de la república. Sí, las gentes del pueblo abandonaron la pasividad para convertirse en protagonistas activos de la vida nacional.
Nos habíamos acostumbrados a ver los toros desde la barrera. La opresión social y económica del territorio nacional ha sido tan devastador, que las gentes están aprendiendo a tomar el toro por los cuernos. Saltaron la barrera del corral y se atrevieron.
Duque parece ser el último dique.
El pueblo se cansó de los gobiernos que nunca lo han representado. La mediocre y mafiosa democracia nuestra abrió un portillo para que alguien como Gustavo Petro se colará con su movimiento político y estableciera un gobierno diferente al tradicional.
Petro tiene un estilo único y diferente al “quítate tú para ponerme yo y continuar en lo mismo.”
Está vieja clase política está desacostumbrada al gobierno de otros. A esta hora histórica se están pellizcando y están haciendo lo imposible para que el nuevo gobierno, no gobierne. Ya lo ensayaron en Bogotá cuando el presidente Petro fue alcalde.
El uribismo gobernó más de 25 años al país, cambió lo que le dio la gana y ningún poderoso movió una paja para oponerse. Todos vivían tan contentos, que jamás pensaron en la regla de oro de la democracia: en los gobiernos reales de oposición.
Ni siquiera se percataron de las grietas en la estructura del régimen y no vieron los pedazos caer al vacío. No los vieron porque pensaron que la crisis no estaba en el corazón ni en la conciencia de las gentes, sino en la edificación de piedra del sistema.
Y se equivocaron.
Esa es una de las razones por las que abominan de la calle y la excomulgan políticamente. No quisieron ni quieren comprender que el levantamiento de masas gaitanista no es el mismo de este mundo globalizado y tampoco quieren aceptar que este nuevo movimiento está decidido a morir por el cambio. Esto tiene que ser igualmente entendido por el petrismo. No quieren la revolución, pero tampoco toleran los malos gobiernos.
Me acuerdo de la primavera arabe ,da miedo los cambios