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julio 18, 2025

La Primicia Noticias

Una Nueva mirada

Octubre Negro del 98’ Segunda Parte

Por: Larry Caballero Gutierrez

Claudia entró a la oficina del prefecto, me miró cómo nunca me había mirado.

– Dime algo Camilo ¿te dieron celos?

– No quiero hablar de eso, igual me van expulsar de esta mierda así que , que más da.

– Tu nunca te habías comportado así ¿estas enamorado de mi?

– Eso ya no importa, déjame solo.

Claudia salió de la oficina con una sonrisa en la cara, sabía que yo moría por ella y eso le llenaba su ego. Luego entro el  señor Albert, el prefecto, yo juraba que iba hacer expulsado, pero no sé si para mí suerte o desgracia solo me suspendió 3 días más unos trabajos de jardinería.

Pasaron los días, lo de Claudia y Jorge era un secreto al descubierto, todos lo sabían, su lugar favorito era el baño, yo tenía que estar seguro de que ellos estaban en clase para poder ir a cagar, no quería volver a ver ese espectáculo. Luis se recuperó después de una semana, jamás me disculpé, y el nunca más me dijo pueblerino, allí descubrí que la violencia muchas veces funciona. Un día estaba con Arthur lanzado en la cancha como casi todos los días , note que su cara estaba más blanca de lo normal.

– ¡ marica pareces un papel! ¿Estas bien? Le dije en tono de broma.

– Me siento con mareo eso  es todo, vamos a sentarnos un rato.

Al ir caminando Arthur cayó al suelo, se desmayo, yo trataba de levantarlo y le pegaba cachetas en la cara, luego llegaron varios compañeros y profesores, lo llevaron cargado a la enfermería, más tarde llegó una ambulancia, se lo llevaron de emergencia. Días después fui a visitar a Arthur a su casa, ya estaba de mejor color, me dijo que era un tema de plaquetas o  algo así no entendí bien , pero ya estaba bien, ya podía regresar a clases.

– Cuando te privaste, te metí el dedo el culo para ver si despertabas – le dije riendo

– Yo sentía que me hablaba un mico flacuchento.

Nos pasamos la tarde jugando súper nintendo y viendo cartoon network. Me había preocupado ese maríca 

Llegamos al mes de noviembre ya casi para terminar el año académico, y la noticia del momento era que Claudia y Jorge había terminado, Jorge nunca quiso dar la razón pero, a él se le veía hablando mucho con Sandy que era una niña linda de mecánica automotriz, pero no más linda que Claudia, por eso se me hacía tan raro, Jorge estaba con la niña más linda del instituto y así como así había terminado , eso no encajaba, pero algo en  mi se sentía bien, no se porqué, era una ilusión que revivía y yo ya no tenía nada que perder, era una nueva oportunidad ya no era tan cobarde, está vez iba hacer diferentes. Un 13 de noviembre le escribí un poema a Claudia, me acerque donde estaba, ella estaba en una banca con Gladys una niña de gafas del 9c.

– Toma Claudia, si quieres léelo delante de Gladis, pero no respondo si Gladis se excita.

Le di la hoja doblada y  le pegue un beso en la mejilla casi rosando sus labios. Quedaron paralizadas con los ojos bien abiertos.

Hija de puta 

Por Camilo  Antonio Gutiérrez

Tienes la maldita costumbre de perturbar mi mente, no pasa ni un solo minuto que no piense en tu culo redondo que me idiotiza, solo de pensar en ti me la pones dura, cuando daría por hacer mía , penetrarte con tanta fuerza que tus gritos no paren , me tienes en tus manos hija de puta, pero eso me gusta.

Claudia termino de leer el poema y miro a Gladys que no lo podía creer.

– Esta loco, no puedo creer esto – dijo Gladys aún conmocionada.

– Yo si, mirándome hasta la otra banca donde yo estaba sentado con Arthur.

Se levando y se acercó, yo me mostraba seguro, pero mis piernas me temblaban, quizás fui muy directo y me merecía un gran insulto o una cachetada.

– Cada vez mejoras más tus poemas, al fin escribiste uno para mí, nos vemos detrás del Paraninfo después de clase.

Se retiró, y yo pude respirar.

A las 12: 15 yo estaba allí esperando, yo tenía el presentimiento que algo malo venía, le dije a Arthur que me esperara en kiosco que no se fuera sin mi, a las 12:20 llegó ella, se acercó mirándome fijamente, entre más se acercaba mi corazón más se quería salir, se colocó frente a mi y una cachetada me volteó la cara, luego me la enderezó con sus manos suaves, cerré los ojos y sentí como sus labios húmedos nutrían los míos, el tiempo se detuvo, Albert Einstein tenía razón con su teoría de la relatividad, no era mi primer beso, pero si el que tanto había soñado, ella me tenía y yo gozaba con estar allí. Luego me abrazó.

– La cachetada te la mereces por bobo, por no haber despertado antes y el beso porque se que tú no me vas a fallar jamás.

De esa manera comencé mi noviazgo con Claudia, yo me sentía el adolescente más afortunado del colegio, no podía creer que esa niña que me había gustado desde sexto grado ahora fuera mi novia y era mía solo mía, nuestro lugar de encuentro era allí donde nos dimos el primer beso, por allá no llegaban ni los perros, recuerdo que había una banca de madera, esa era nuestra banca de amor, donde hablábamos, nos dábamos caricias y muchos besos. Al finalizar el año, el profesor de sociales realizó una excursión a  Santa Marta, a la quinta de San Pedro Alejandrino, mientras el guía nos iba mostrando la habitación donde murió el libertador, Claudia y yo aprovechamos y nos perdimos del grupo, entramos a una cocina o bueno eso parecía, tenía un horno de barro, tinajas y unas butacas de madera, recuerdo que entramos y sin decir nada Claudia se me lanzo, comenzamos a besarnos, era la primera vez que teníamos esa oportunidad de estar completamente solos, nuestra respiración era agitada y fuerte, ella hacía ciertos genios despacio pero excitantes, yo le apretaba las nalgas, sus nalgas firmes y la empujaba hacia mi, sentía que mi pene iba a reventar, por mi mente pasaba meter mi mano por debajo de su falda corres su panty y meter mi dedo medio en su vulva, pero quizás ella iba pensar que iba muy rápido, la verdad nunca había estado en una situación así, pero mis largas  horas viendo porno tenían que dar frutos, me llene de valor y comencé hacerlo, metí mi mano por debajo de su falda, toque su vulva, ella me agarró la mano con ánimo de rechazar mi insinuación, pero luego me la quito, allí supe que tenía vía libre, corrí su panty, y comencé a frotar mi dedo por su vulva, su respiración era más fuerte al igual que sus gemidos, yo me sentía poderosos, luego solo sentí un caliente por mi pierna “mierda” había tenido una eyaculación , Claudia lo noto y soltó una carcajadas, yo quedé con mucha vergüenza, pero me sentía bien porque Claudia me dio un beso y me abrazo. Saque mi pañuelo y me limpié lo que puede. Salimos de la cocina, alcanzamos al grupo y por el resto de esa excursión iba a tener mi dedo en la nariz oliendo la intimidad de Claudia. 

Llegaron las vacaciones de Diciembre del 96’ Claudia y yo hablamos casi todo los días por teléfono, cada vez que sonaba el teléfono de mi casa yo salía corriendo pensando que era ella, cuando hablábamos siempre nos calentaban con conversaciones calientes, imaginábamos como sería nuestra primera vez, ella quería en una finca, tirados en paja, porque hacía lo había visto en una película. Un día hablando por teléfono me preguntó.

– Oye Cami, ¿Tu ya has tenido relaciones intimas?

– Si claro – mentí para que me viera con experiencia, había escuchado que eso le gustaba a las niñas.

– ¿Y con quién fue? ¿Yo la conozco?

– Fue con un niña de por acá del pueblo.

– Estabas enamora de ella.

– No, solo he estado enamorado de ti.

– Eso espero.

– Así será.

Mientras estuvimos de vacaciones Claudia y yo solo nos vimos un par de veces, una vez fue en casa de Arthur, y otra en un parque cerca de su casa, en la casa de Arthur imaginé que podía ser mi primera vez con Claudia, pero la mamá de Arthur nunca salió de la casa, solo tuvimos oportunidad de darnos unos besos, pero con eso yo tenía, valía la pena el viaje. En el parque más besos y más calenturas, Claudia era especialista en dejarme iniciado, claro que apenas llegaba a mi casa un buen pajazo me tiraba. Yo le decía a Claudia para ir a su casa, ella siempre se negaba y tampoco quería ir a mi pueblo, siempre me decía que después, que teníamos mucho tiempo, que la entendiera, entonces yo solo tenía que aceptar.

Comenzó Décimo grado, este año académicamente yo era un desconocido, un conformista de notas, y con esa modalidad que ya no se habilitaba la materia sino que se hacía una recuperación, yo me relajaba más, solo me importa Claudia, mi novia Claudia, que bien se sentía decirlo, pasábamos todo el día juntos, tanto que ya aburríamos a los demás, ya  no compartía tanto tiempo con Arthur, mi tiempo era robado por Claudia, Claudia se pegaba como una sanguijuela, me dejaba seco, siempre con la ilusión de nuestra primera vez , que nunca llegaba, me sentía como ese esclavo que solo se conforma con las migas de pan, me sentía manipulado, pero me gustaba, era un masoquista, pero me sentía bien, porque era lo que quería y necesitaba. Arthur volvió a enfermar , está vez estuvo ausente por 15 días, no lo fui a ver nunca, definitivamente me había convertido en un cómodo insensible, donde mi eje era Claudia. El décimo grados fue el año de mi decadencia humana, era un zombi, yo solo quería estar junto a mi novia, no había nada más importante que eso para mí, llegaba a mi casa y solo quería volver al colegio para verla, era un círculo vicioso que me tenía poseído. Un día sentados el la banca de siempre Claudia me preguntó.

– ¿Aún sigues igual de enamorado de mi?

– Sabes que si, no entiendo porque lo preguntas.

– Sabes Cami, nuestro amor es diferente a los demás.

– ¿A que te refieres?

– Si, es el más bonito, creo que nacimos para estar juntos, yo haría lo que fuera por ti ¿Y tu?

– Sabes que si lo haría Claudia sin dudarlo.

– Eso espero.

Coloco sus manos en mi mejilla y me dio un beso de 3 minutos, en ese momento fui a las estrellas y volví, ella sabía cómo tenerme.

– Mi tío gano las elecciones de la alcaldía – dijo ella.

– Si eso supe.

– Compro una finca vía Puerto Colombia, creo que allí será nuestra primera vez.

– Es enserio, yo nunca he ido a Puerto Colombia – dije con la emoción en mi rostro.

– Si, solo hay que planear bien.

– De acuerdo.

Así me mantuvo Claudia con esa ilusión el resto del año, no hubo mucho novedad ese año, yo cada vez más mal en clase pero más enamorado de Claudia, Arthur más enfermo, Jorge como siempre el mejor en todo y con su nuevo grupo de amigos del otro curso y mi Claudia más bella, más mujer, pasando el año igual que yo por lo pelos pero también muy enamorada de mi.

1998 el año del todo, era el año de nuestro graduación, por estar en once grado nos sentíamos con autoridad ante los otros alumnos y sólo se hablaba de la gran excursión de fin de año, que tenía como destino las ciudades más importantes de Colombia, a mi la idea me volvía loco, no por lo que iba a conocer sino porque sería al lado de mi Claudia, yo aún seguía escribiendo mis poemas, pero solo eran para ella y aunque a veces creía que la iba aburrir, era todo lo contrario, mis poemas para Claudia eran como droga, como cocaína de alta pureza yo nunca pude comprender porque le gustaba tanto pero cada vez que me pedía yo le daba lo que necesitaba. Arthur fue retirado del colegio, su enfermedad agravó, un día fuimos a visitarlo Claudia y yo al hospital,  donde estaba internado, cuando llegamos solo lo vimos desde lejos , allí están en la cama con algo el la nariz para respirar y una bolsa colgada para alimentar, vi que le hablo algo a la mamá luego la mamá se acercó donde nosotros.

– Váyanse Arthur no los quiere ver.

– ¿Pero el como esta? – pregunte yo 

– Esta mejor váyanse.

– Y si esta mejor porque aún sigue acá en este hospital.

– Solo váyanse.

Salí de hospital triste, entendía porque Arthur estaba así si, especialmente contigo, yo lo habían dejado solo en su lucha, todo por un culo, nunca pude aprender a equilibrar las cosas , que quizás era lo que el quería, porque él sabía cuándo yo había luchado por Claudia, pero nada justifica que yo lo haya dejado solo. Afuera estaba la mamá de Claudia esperándonos en su carro honda civic modelo 94, le dije que me podía dejar en la calle 30 que de allí yo tomaba mi bus para mi pueblo, para la mamá de Claudia yo solo eres un compañero de clase de su hija, nunca pudo imaginar lo que Claudia y yo teníamos y mucho menos lo que se aproximaba.

Continuará…