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mayo 1, 2025

La Primicia Noticias

Una Nueva mirada

Algunos apuntes sobre el tiempo 

Por: Pedro Conrado Cudriz

“Sonríe, respira y ve despacio.! Thich Nhat Hanh, monje budista zen 

Seguramente a los animales como la Koala, el perezoso, el armadillo, el gato o el perro de casa, les importa un comino el tiempo. Ellos duermen entre veintidós y doce horas diarias.  

Dormir es sano. 

Sin embargo, el tiempo es oro en las sociedades modernas. Esta variable tiempo determina su valor. Es decir, lo que usted debe ganar si administra con eficacia el reloj. La modernidad lo ha convertido en algo fundamental. La puntualidad es entonces un valor esencial en las sociedades europeas. Si llega tarde a una cita lo observarán como un animal raro, un ser desadaptado. Bueno, está en juego el dinero. 

De todas maneras, será una persona sospechosa. 

Entre nosotros los colombianos no pasa nada, es normal llegar tarde a una cita. Estamos igualmente programados para morir entre 75 o 100 años. Si se adelanta a la hora establecida de antemano, es mejor llevar un libro para entretener el tiempo. El desprecio es tan común que asusta y preocupa. En las oficinas públicas el uso del tiempo es tan dilapidado, que es otro desastre. 

El tiempo se desprecia, así como se desprecia a los individuos citados. En sociedades como la nuestra el tiempo no es importante tal vez por el número de desocupados, o por la falta de emprendedores y por la costumbre o la cultura de vivir en mundos aburridos e improductivos. 

Esa es quizás la razón por la que observamos en cada esquina de la población una mesa de juego de cartas, de dominó o de lotería, etc. El tiempo nos devora y no nos percatamos del color rojo de sus fauces. Es invisible como la muerte.  

Solo vemos el cadáver del vecino, pero no la muerte. 

Pienso en la abundancia de tiempo y en el invento social de la abundancia de la falta de tiempo. Es una extraña contradicción, según los expertos.  

“No, no tengo tiempo para leer.”  

“No, no tengo tiempo para ir al cine.”  

“No, no tengo tiempo para jugar con mis hijos.”  

“No, no tengo tiempo.”  

No se comprende todavía por qué se han creado todos los servicios de transportes existentes en el mundo si se hicieron con seguridad para acortar las distancias, para ganar tiempo.  

La modernidad es un tren bala, si usted no es rápido está muerto. ¿Nos sobre el tiempo? ¿El tiempo de la ciudad es igual al tiempo de la parroquia? ¿Sabemos qué hacer con el tiempo sobrante o de ocio, o con el tiempo de la montaña?  

Bruce, el perro de casa duerme doce horas, yo, aproximadamente entre siete y ocho horas. El tiempo restante de Bruce ni siquiera es sobrante. El mío es pensar, de trabajo intelectual, y no es de ocio porque estoy jubilado. Es el tiempo que amaba Aristóteles, el contemplativo, el ralentizado, el de la pausa inteligente, el no esclavo. Es el tiempo de los niños, desmarcado de las horas esclavizantes del trabajo empresarial. Es aromático, azul cielo.