Por: Frensis Isaac Salcedo
Con un metro ochenta centímetros de estatura mira las nubes más cerca El propio cabe, como se lo conoce a Edinson Pérez Pérez, hijo original de Santo Tomás, el pueblo que lo vio nacer hace 56 años, en un hogar humilde y trabajador conformado por 4 hijos y sus padres, estos últimos idos a morar en la otra galaxia. El propio cabe, hombre emprendedor y trabajador de sol a sol trajo a su pueblo el primer negocio de perros calientes y salchipapas que fue una sensación porque tomasino que apeteciera de esa comida rápida tenía que desplazarse a Barranquilla para saborearla.
El propio cabe, como le gusta que lo llamen, con su emprendimiento le fue tan bien que con sus ganancias patrocinó a un equipo de fútbol que denominó: Brasil, aunque su afición es por el baloncesto.
Cuando su exitoso negocio estaba en la cúspide, decidió partir a probar suerte en otro país, bajó la estera y se fue a Venezuela dónde permaneció 20 años haciendo lo que le gusta: las comidas rápidas, de las que aprendió a preparar porque cada lugar tiene una forma diferente de hacerlas y la condimentación es variada; le tocó hacer un curso en Caracas, patrocinado por su jefe. Cómo el gitano Melquiades, se regresó al pueblo que testificó su nacimiento, a los ocho meses volvió a tomar rumbo, en esta ocasión para la ciudad de la primavera eterna: Medellín, dónde aprendió mucho sobre comidas rápidas gracias al trabajo que consiguió en un centro para comensales.
En la capital antioqueña permaneció 4 años exitosos y con muchos aprendizajes y experiencias que cuenta con alegría y lleno de orgullo, notorias cuando expresa porque sus ojos se encienden como faro de vehículos en medio de la oscuridad y su cuerpo baila al son de sus manos mientras habla, como si las palabras fuesen canciones venidas su alma noble. Pero en pleno gozo y abundancia en la tierra de la feria de las flores lo sorprendió un cáncer de colon que luego de un tratamiento oportuno y de someterse a una cirugía logró superar, fue cuando decidió dejar atrás a los amigos que conquistó en esa tierra, para volver a la tierra de los dulces mangos a seguir con su control oncológico, porque en Santo Tomás están sus raíces y su ombligo sembrado, vino a reencontrarse con su pueblo que lo quiere porque tomasino que se respete sabe quién es El propio cabe.
Al llegar buscó un carro metálico de los que se usan en los supermercados y lo dotó con confites, lo condujo al parque El recuerdo y comenzó su lucha por la supervivencia, luego puso un negocio de perros calientes, más tarde uno de helados y hoy con sus tres negocios, sencillos, pero con su gracia de ser humano que lo caracteriza, ha logrado cautivar público y con la venta de café tinto, ha convertido ese espacio en una cita para las tertulias nocturnas.
El propio cabe, amante de los colores negro y vino tinto, de la música vallenata, lector acérrimo de la Biblia, el mismo que le ha aportado a la cultura y a la economía de su pueblo, comentó con dejo de dolor que no ha recibido apoyo de los entes gubernativos, al contrario quieren desalojarlo del parque. “Así paga el diablo a quien bien le hace”. Me decía mi madre cuando yo no quería hacer un mandado. Sin derecho a dudas, El propio cabe, excelente persona, amigo de sus amigos, es un tomasino de racamandaca, que merece respeto y admiración; estandarte con calidad para el emprendimiento.
El propio cabe ha pedido apoyo a los alcaldes, pero está como el coronel que no tiene quien le escriba.
El Propio Cabe .. excelente ser humano.
En verdad necesita del apoyo del gobierno municipal y departamental.