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junio 25, 2024

La Primicia Noticias

Una Nueva mirada

Una movilización necesaria

Por: Giancarlo Silva Gómez

Desde hace varios años, en estricto cumplimiento de normas, en el envase de cada cerveza que se consume en Colombia se encuentra una advertencia lapidaria: “el exceso de alcohol es perjudicial para la salud”. Mucho más creativa es la forma en que los paquetes de cigarrillos traen mensajes como “el consumo de tabaco causa disfunción eréctil” o “fumar aumenta complicaciones por Covid-19” entre otras advertencias acompañadas de una foto escatológica de respaldo.

Pese a ello no he visto el primer policía recordándole a los tomadores o fumadores que el desobedecer esta advertencia es contario a la ley. Jamás.

Y no tengo que detenerme en presentar las cifras de muertes que se originan en el exceso de alcohol por fallas hepáticas, accidentes de tránsito o violencia por intolerancia, o para más señas, el cáncer de pulmón en fumadores activos y pasivos en el caso del cigarrillo.

Los fumadores afloran silvestres y los tomadores se multiplican exponencialmente en un ecosistema perverso que se resiste a prohibiciones.

Pero cuando se expide un decreto de orden municipal que limita la circulación a través de un toque de queda y restringe (no prohíbe) el consumo de bebidas embriagantes a través de la ley seca, necesitamos que haya un policía al lado de cada uno de nosotros para que podamos cumplir la norma.

Las aglomeraciones afloran silvestres y los tomadores en fiestas clandestinas y galleras se multiplican exponencialmente en un ecosistema mortal que se resiste a prohibiciones.

Y no tengo que detenerme en presentar las cifras del covid 19, en cuanto al aumento en casos activos se refiere, o para más señas, la alarmante progresión de muertes a causa del contagio del virus.

Visto lo anterior me pregunto: ¿necesitamos de la medida de toque de queda para limitar la movilidad, no solo de la sociedad, sino también del virus? si la recomendación es evitar las aglomeraciones ¿me lo tienen que recordar a fuerza de comparendos? ¿el alcalde me debe ordenar los mecanismos para proteger a mi familia? ¿es necesario que un policía me recuerde que la vida es más importante que la fiesta?

A fuerza de no ver pasar los sepelios, limitados por las circunstancias a reductos familiares, hemos desarrollado una suerte de insensibilidad social que nos hace olvidar la costumbre ancestral de acompañar de forma solidaria en los velorios y ser partícipe del dolor de los vecinos y amigos.

En los últimos 11 meses han fallecido más de 40 personas en Santo Tomás a causa del coronavirus, y la cifra va en una progresión escabrosa. Las medidas de las autoridades deben ser apenas la cuota inicial de una cultura de autocuidado y responsabilidad social que debe trascender los apegos y desafueros.

Propongo entonces desde estas líneas, en forma respetuosa y humilde, que reconstruyamos el tejido social descompuesto por la cuarentena y sus derivados, a través del reconocimiento espontáneo de un luto colectivo por la muerte de nuestros familiares, amigos y vecinos, que sirva también para reconfortar a sus deudos y dar una voz de aliento a quienes actualmente luchan por seguir con nosotros en los diferentes centros asistenciales del departamento.

A todos los fallecidos en nuestro municipio le debemos la compañía en un funeral digno y sentido.

Propongo que a través de las juntas de acción comunal, las iglesias de todos los credos (dentro de sus ritos y parámetros) y en general cualquier organización de base, se promuevan campañas de promoción del autocuidado en el marco del luto colectivo propuesto, a través de jornadas de silencio respetuoso, pañuelos blancos o negros en las puertas y/o ventanas, velas en las puertas de las casas, o cualquier otra intervención social masiva a la que podamos acceder sin generar aglomeraciones y que sirva de experimento social a futuro. El marco de los toques de queda propuestos para estos días son el marco perfecto para adelantar esta movilización.

El reconocimiento espontáneo de este luto colectivo, dadas las actuales circunstancias, nos sirve de punto de inflexión para lo que sigue y nos permite mostrarnos como una sociedad que no necesita advertencias derivadas de normas, de sanciones por la indisciplina social, ni de limitarse a las medidas de las autoridades para dar cátedra de sensibilidad social y amor colectivo.

Esta es una movilización necesaria.