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julio 21, 2025

La Primicia Noticias

Una Nueva mirada

Discursos sobre la Paz y la guerra

Por Diobaldo Cesar Heredia Gutiérrez 

Manifiesta el profesor Pedro Conrado en reciente artículo publicado en LA PRIMICIA NOTICIAS: “No es fácil hablar de paz desde la iglesia” y titulando “La Paz tan necesaria como el pan”, fuertes y discutibles argumentos que intentaremos complementar en las siguientes líneas. 

En un enfoque dicotómico de paz y guerra elementos opuestos del lenguaje, antónimos de la vida que generan beneficios de desarrollo por el lado de la paz y altos perjuicios o dolor del lado   de la guerra; en ambos estados percibimos el oportunismo del promotor, hoy desde el discurso populista que vende la totalidad y apunta a la necesidad de la unanimidad, asunto imposible en un país diverso. El discurso sobre esta dicotomía es necesario analizarlo venga de donde venga, lo importante es conseguir consensos que privilegien y aporten al bienestar social; ya que todos los discursos políticos contienen falencias. 

Convencidos que la guerra es un negocio global que desprecia los valores de la convivencia y ahonda en la avaricia y surge de repente; por el otro extremo la construcción de paz demanda ingentes recursos en un largo tiempo de política estatal, que no del salvador. Desde la educación a la formación en cultura de paz, la generación de oportunidades, el fomento de una justicia pronta con incrementos hacia la igualdad y el bienestar. Paz duradera un constructo de política estatal, no un estribillo de campaña para insertarla de una vez como pieza de rompecabeza, un ¡imposible!, se cumplirá el periodo del promotor, vendrá otro y seguimos con la misma dicotomía: buenos o malos, violentos o pacíficos, desde lo personal y desde las ideologías, partidos políticos, religiones, etc. 

Siempre hemos estado conquistados o dominados por el miedo, filosofía predilecta de sátrapas, psicópatas y narcisos de izquierda o de derecha; la desconfianza en los políticos está justificada, persona informada no cree fácilmente en milagros populistas. Si estudiamos la historia desde los historiadores no oficiales seguramente aumentará la incredulidad. Esta observación de la paz y la guerra con un enfoque maniqueísta con recorrido opuesto siempre lo pagaran los pobres, en hambre y masacres; sin paz y en guerra somos el pan del miedo, del terror.  Hoy sabemos que el cambio es una constante medible, en algunas culturas es un indicador de mayor valor, pero con un enfoque sistémico no da lugar a errores, la retroalimentación (feedback) es el único mecanismo para corregir; los errores se manifiestan en desviaciones negativas y si son protuberantes y si son intencionales por ignorancia de la interacción con el contexto su corrección es costosa, es el mecanismo sistémico que se denomina entropía negativa (autodestrucción). Es lo que tenemos hoy, nuestro presidente convocando marchas en vez de privilegiar el dialogo; veremos resultados para creer en la bondad de las masas.  

Un programa estatal para el cambio debe empezar por la educación, todos nuestros discursos antiguos se desmoronan y es necesario un nuevo relato para sustituirlos, hay que pensar en ese diseño privilegiando para la gente capaz y experimentada a ocupar cargos de carrera, ofreciendo oportunidades, no roscas que nos dejen como estúpidos en todos los ámbitos y terminar con la presencia estatal en todos los rincones de Colombia para distribuir justicia social y reprimir a los violentos. Eso es construcción de paz. 

Recordemos las historias que evidencian la paz como hija de la guerra y los costos en muertes que ponen los pobres; asociamos la paz con la justicia, las falencias de ésta producen malestar social y se percibe que las actuaciones van en contra de la democracia participativa, se requieren hechos de paz y estos no se dan en el corto plazo.